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domingo, 16 de agosto de 2015

YUCATAN SE DECLARA ESTADO LIBRE E INDEPENDIENTE DE MÉXICO




LA GUERRA DE CASTAS
Un plato de cochinita pibil, una cerveza León bien fría, el suave arrullo de una hamaca y quizás una canción de Guty Cardenas, son algunas de las imágenes y sensaciones que uno asocia con la península de Yucatán, pero en el pasado de este remanso de paz se encuentra uno de los secretos más violentos jamás ocultado por la historia oficial, la guerra de castas, un conflicto que bañó de sangre la península durante más de cincuenta años.

La guerra de castas fue un conflicto que inicio en 1847 con protestas de los pobladores mayas de la península de Yucatán que buscaban terminar con las condiciones de injusticia a las que los habitantes indígenas eran sometidos por los grupos criollos que ejercían el poder en la península, dichas protestas escalaron y eventualmente se convirtieron en una rebelión armada, que dependiendo de la fuente puede ser considerada una lucha por la igualdad social, o una violenta guerra sostenida por el odio racial.

Este conflicto se extendió por casi 54 años, desde el asesinato del cacique maya Manuel Antonio Ay el 26 de julio de 1847, hasta la toma de Chan Santa Cruz, la ultima comunidad autónoma maya, por fuerzas federales el primero de julio de 1901. Durante este conflicto, entre tropas del gobierno de Yucatán, gobierno federal, rebeldes mayas y civiles en general, se estima que murieron aproximadamente 300 mil personas, la mayoría muertos durante los primeros años de la rebelión (1847-1850), aunque, de nuevo, diversas fuentes suelen tener números distintos.

Para entender el origen y la verdadera escala de la Guerra de castas uno tiene que entender varias cosas, en primer lugar la historia de la península de Yucatán y sus diferencias al resto del país, particularmente la relación de los indígenas con el resto de la población y por ultimo la situación que enfrentaba México al inicio de esta rebelión.

Ya en los primeros años de dominio español sobre el territorio mexicano, la península de Yucatán había sido tratada con cierto grado de independencia debido a su lejanía a la Ciudad de México, que impedía que fuera gobernada eficientemente, razón por la cual se estableció como la Capitanía general de Yucatán un territorio parcialmente autónomo al virreinato de la Nueva España.

Cuando México logró su independencia de España los líderes políticos de la península aceptaron incorporase a la nueva nación bajo la condición de mantener la autonomía en materia administrativa que habían gozado en los tiempos de dominio español.

Esta autonomía se tradujo en la supervivencia del orden social previo a la independencia, donde los habitantes de origen español no solo no abandonaron México, sino que mantuvieron su poder y continuaron tratando a aquellos de razas indígenas o mestizas como inferiores y en algunos casos como esclavos de sus haciendas.

Para 1841 la inestabilidad política en México junto con la disolución de la federación dieron a los políticos yucatecos la oportunidad perfecta para declarar su independencia, de manera similar a la independencia texana unos cuantos años atrás, desgraciadamente para los yucatecos a diferencia de los texanos, no contaban con el apoyo político, militar y económico de los Estados Unidos y aún peor para ellos, dentro de su propia república en la regiones del sureste de la península los mayas fraguaban una rebelión.

En 1847 la tensión entre los políticos yucatecos (todos de origen criollo) y los caciques mayas llego a un punto critico tras el asesinato de uno de los tres principales lideres indígenas Manuel Antonio Ay, el enfrentamiento bélico fue inevitable.

Los dos restantes caciques que lideraban el movimiento indígena Cecilio Chi y Jacinto Pat comandaron al ejercito maya en una campaña contra toda la población blanca (criolla y mestiza), el ataque de los mayas fue rápido y brutal, en menos de un año de campaña ocuparon la totalidad del actual estado de Quintana Roo y gran parte del actual estado de Yucatán, dejando en control de la República Yucateca solo el territorio del actual estado de Campeche.

Junto a la perdida del territorio vinieron las matanzas, ambos bandos atacaron indiscriminadamente a las poblaciones enemigas, blancos masacrando pueblos indígenas al tiempo que los mayas decapitaban a cuanto blanco encontraban. Aunque la guerra de castas se extendería durante más de medio siglo cerca de dos terceras partes de sus muertes ocurrirían solo en los primeros dos años del conflicto.

Desesperados ante esta situación los lideres yucatecos se tragaron su orgullo y pidieron auxilio a cualquier potencia extranjera que pudiera ayudarlos, México, España, Gran Bretaña, y los Estados Unidos, todos recibieron a comitivas diplomáticas yucatecas que pedían apoyo militar y a cambio ofrecían la incorporación de la península a sus territorios, como estado o colonia.

Al final solo el gobierno mexicano se interesó por la propuesta yucateca y en agosto de 1848, apenas un año después del inicio de la rebelión maya la república de Yucatán se reincorporo a la federación mexicana e inmediatamente tropas mexicanas fueron mandadas en ayuda de los criollos y mestizos de la península y para 1849 la gran mayoría de las fuerzas mayas habían sido ahuyentadas hacia el sur este de la península en el actual estado de Quintana Roo. Aunque las hostilidades se minimizaron los mayas siguieron gobernando algunos territorios completamente al margen de la autoridad mexicana hasta 1901 cuando el gobierno porfirista arremetió contra sus ultimas comunidades autónomas.

La guerra de castas es un pasaje fascinante en la historia de México, una clara muestra de la inestabilidad y falta de unión que vivió el país durante el siglo XIX, así como un ejemplo de los profundos problemas de discriminación y segregación que han marcado a México desde tiempos de la conquista hasta hoy. Y aun así, resulta difícil encontrar información sobre la misma, por lo menos si uno se limita a las fuentes oficiales. De los libros de texto de la SEP a los textos de José Vasconcelos la guerra de castas no es mas que una pequeña mencion en el mejor de los casos, una guerra olvidada.

Y ¿porque se ha dado este olvido de la historia oficial ante este conflicto? Claro la respuesta quizás nunca se aclare para nosotros, pero especular siempre es tentador; será porque la visión centralista de los gobiernos mexicanos no consideran a un evento que se desarrollo enteramente “en provincia” como importante para México, será que fue un intento de proteger la imagen idealizada de los mayas o quizás para proteger la propia imagen de los gobiernos mexicanos y yucatecos que defendieron el derecho a explotar y discriminar a las poblaciones indígenas. Como he dicho la verdad probablemente nos eludirá pero aun así no estaría mal tomarnos un momento para reflexionar y discutir al respecto.

Bibliografía

Barbas, Alicia. Utopías indias, movimientos sociorreligiosos en México. Antropología

Lapointe, Marie. Historia de Yucatán, siglos XIX-XXI. Universidad Autónoma de Yucatán,

Mérida, Yucatán, 2008

Preciado Silva, José Luis. La Guerra de Castas en Yucatán (1847 – 1901). ENAH. Cuicuilco 2001.

Vasconcelos, José. Breve Historia de México. 

Compañia editorial continental, S. A. Mexico D.F. Primera edición 1956
@NImpacto911

1 comentario:

  1. WOW...QUEDO SORPRENDIDO SOBRE ESTE IMPORTANTE SUCESO. DEL CUAL DESCONOCIA PARTE DE ELLO. MUY BUENA HISTORIA.

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